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jueves, 30 de mayo de 2013

Les Fleurs Du Mal {Las Fl0res del Mal}, C. Baudelaire {1857}

XXXVII
EL POSEÍDO

Velado está el cielo, con crespón. ¡Imítalo,
oh Luna de mi vida, arrópate con sombras!;
duerme, fuma, a tu gusto, sé muda, sigue oscura,
húndete por completo en la sima del tedio;

¡así te quiero! Pero si por ventura deseases,
tal un astro que de su penumbra resurge,
exhibirte en lugares propios a la Locura,
¡bien está! ¡Sal de tu vaina, hermosa daga!

¡Ilumina tus ojos con luces de arañas!
¿Enardece el deseo con miradas de gente basta!
Mórbida o petulante, sólo eres placer;

seas lo que seas, noche cerrada o alba roja;
todo mi ser tiembla, todas las
fibras gritan: ¡ay, Belzebú mío, te adoro!


XXXVII
LE POSSÉDÉ

Le soleil s'est couvert d' un crêpe. Comme lui,
Ô Lune de ma vie! emmitoufle-toi d'ombre;
Dors ou fume à ton grè; sois muette, sois sombre,
Et plonge tout entière au gouffre de l'Ennui;

Je t'aime ainsi! Pourtant, si tu veux aujord'hui,
Comme un astre éclipsé qui sort de la pénombre,
Te pavaner aux lieux que la Folie encombre,
C'est bien! Charmant poignard, jaillis de ton étui!

Allume ta prunelle à la flamme des lustres!
Allume le désir dans les regards des rustres!
Tout de toi m'est plaisir, morbide ou pétulant;

Sois ce que tu voudras, nuit noire, rouge aurore;
Il n'est pas une fibre en tout mon corps tremblant
Qui ne crie: Ô mon cher Belzébuth, je t'adore!




(Les fleurs du mal, Charles Baudelaire)




martes, 21 de mayo de 2013

2# Sin Títul0 {Escritura Aut0mática}


Si parpadeo me miras. No quiero salir de este sopor. El problema es no pensar, pero al no pensar las ideas gritan porque no quieren no ser escuchadas, y les da una rabieta y te atacan los remordimientos, que muerden y te escupen en los dientes. Pero esto es infinito y si vamos a la playa se olvida, y los remordimientos se mueren llorando de rabia y tú lloras de alegría. El mar huele pegajoso y seco, a alegría desbordante, como magdalenas de chocolate. No intentes sacarme, no quiero volver a la realidad, por favor.


1# Sin títul0 {Escritura Aut0mática}


Las bombas de la discordia caen. Nos separamos y lloras, y el infinito nos arropa. El oxígeno se hace pesado y amarillo, y los ojos se cierran ante las puertas del Patíbulo. Te toco el cuello por detrás y te acaricio el pelo, pero tú no estás ahí, estás volando en lo profundo de las olas del oscuro y siniestro mar, y sale el Sol y las flores parpadean y la Luna se traga el horror, y al final, todo es indiferente.


jueves, 16 de mayo de 2013

El J0ven que Entraba en el Palaci0, R0bert0 Piumini {1987}

"UNA FAMOSA SINFONÍA"

Un célebre director de orquesta subió una tarde al podio y golpeó tres veces la varita sobre el atril para comenzar una famosa sinfonía. Cuando se hizo completo silencio, con el mentón hacia adelante, miró severamente a los músicos uno por uno, luego, inspiró profundamente, alzó la varita y la bajó con decisión para comenzar la famosa sinfonía.

Los arcos de los violines de pronto se tensaron y lanzaron treinta notas tan agudas que se clavaron en el techo, haciendo caer trocitos de yeso sobre la cabeza de los integrantes de la orquesta. Los platillos fueron golpeados uno contra el otro y naturalmente, se rompieron en mil pedazos con gran estrépito. Los tímpanos empezaron a sentirse mal, mientras la tuba se quería comer el pabellón del corno. El que tocaba el contrabajo se quedó sin trabajo, pues el instrumento había huido espantado por tanta confusión. Al piano le castañeteaban los dientes y la flauta dulce quedó amargada. Un tipo llamó a los bomberos a grito de corneta, mientras al monocordio se le escapaba el mono. La celesta, tan delicada ella, primero se puso colorada de vergüenza, pero después, empalideció de miedo y quedó blanca. El que tocaba el triángulo estaba calculando los lados y los ángulos internos, mientras del saxófono cayó el fono sobre los pies del músico, que dio un alarido desentonadísimo durante veinte largos segundos.

En verdad, algunos instrumentos como los clarinetes, las flautas, el fagot y el oboe se habían puesto realmente a tocar la famosa sinfonía pero, por supuesto, en aquella barahúnda su música parecía un ruido como los demás. Entonces, el célebre director, con rabia, rompió su varita en pedacitos y se fue dando un portazo, con lo cual la confusión aumentó.

La varita se había roto en cinco trocitos: "va", "r", "i", "t", "a" y como naturalmente, era una varita mágica, rápidamente volvió a quedar entera. Pero mientras se componía chocó con una "qu" que giraba en el aire -y que se había desprendido de la quena_ a la vez que se alargaba la "v", con lo cual quedó convertida en una barquita, que se puso a navegar sobre las ondas sonoras pasando por debajo del puente del violonchelo. En la armónica soplaban malos vientos y se quebró la armonía familiar: Mónica tomó las de Villadiego. Entonces "ar" no tuvo más remedio que juntarse con lo que quedaba de la quena que, como recordarán, había perdido la "qu". Formaron así, la arena, donde fue a encallar la barquita.

Al movimiento, "Coral" de la sinfonía, de pura rabia, se le reforzó la "r", con lo que se transformó en corral, con abrevadero para las vacas y todo. Allí, para estar a tono, al órgano le brotó una "e", y así se hizo el campo orégano. Toda la orquesta se puso de pie, sacudiéndose las pajas y las plumas de gallina y se fue a recoger cerezas por allí.

(El joven que entraba en el palacio, Roberto Piumini)

jueves, 9 de mayo de 2013

Rayuela, Cortázar {1963}

"¡QUE VIVAN LOS LOCOS QUE INVENTARON EL AMOR!" - Horacio Ferrer

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez de más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua."
(Rayuela, cap. 7)

lunes, 6 de mayo de 2013